13 de junio de 1997 La Virgen María
CS 6: OREN Y HAGAN ACTOS DE REPARACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
(En el Santuario de la Virgen de Cotoca, )
Hija Mía, Mi pequeña hija, quiero hablarte y hacerte un encargo especial. Hace 13 años te tuve aquí, frente a esta
imagen. Entonces sufrías, no entendías tu camino, ignorabas lo que el Altísimo Me había concedido para contar contigo en
Mis planes de salvación de los hombres.
Ahora, pequeña, nuevamente estás aquí en este lugar, frente a la SS.ma Trinidad y frente a Mí, junto a esta imagen hasta
la cual te trajo Mi amada hija, hoy Conmigo, tan complacida viviendo ya eternamente en la casa de Dios.
Mi súplica, hijita, es tu oración, la oración de todos Mis hijos por la salvación de las Almas Consagradas, por toda tu
Patria y la humanidad al borde del abismo.
Quiero un verdadero cambio de vida en ustedes, quiero que cada día amanezca con un renovarse en la Fe y en la
Consagración a Nuestros Corazones, el Corazón Santísimo y Sagrado de Jesús y a Mi Inmaculado Corazón. Renuévense desde
adentro, hija, pídeles a Mis hijos una verdadera conversión... Ustedes no pueden hablar de conversión si siempre están
pendientes de sus problemas económicos... Aprendan a confiar en la Misericordia y Providencia divinas, que son infinitas
y llenas de gratuidad.
Yo te pido que digas a Mis hijos que oren y hagan actos de reparación ante el SS.mo Sacramento, porque días muy amargos
vendrán para la Iglesia de Mi Hijo si los Sacerdotes y religiosos no vuelven verdaderamente sus corazones a Dios... Es
preciso que ustedes, los laicos vayan hacia ellos, que les prediquen el amor y la verdadera entrega...
Es el último llamado a las Almas Consagradas, son los minutos en que aún se está derramando sobre el mundo la
Misericordia de Dios... No desaprovechen esta gran invitación de Dios... los está llamando, de las plazas y los caminos
para que ustedes compartan Su verdadero Banquete. ¿Qué más puede llamarse Banquete que todo lo que reciben de Nosotros?
El va preparando con inmenso amor cada alimento, pensando en cada uno, individualmente y Yo voy sirviendo junto a El
cada plato, revistiéndolo de una ternura incomparable. ¿Qué más puede pedir el hombre hoy? ... Pero allá están los
otros, lejos de la invitación, corran a llevarles un poco del alimento que hoy a ustedes les sobra, no vaya a ser que
ellos se mueran de hambre porque no se los ayudó a servirse el alimento hasta la boca. Oportunidad se les dio, pero no
supieron aprovechar de tantos manjares. ¡Ayúdenlos por favor!